La identidad del empresario bajo el modelo de Cristo, parte del reconocimiento y desarrollo de su identidad cristiana, de su vocación ministerial y también de sus capacidades empresariales al servicio del Reino de Dios. Es decir, primero es cristiano, luego ministro y después empresario.
El empresario cristiano debe entender su rol como ministro, fundamentado por el principio protestante del “sacerdocio universal del creyente”. No sólo hay ministerios eclesiales, ni el ministerio está reservado a un grupo exclusivo de creyentes; el ministerio es responsabilidad de todos los que formamos parte del cuerpo de Cristo.
El ministerio de Cristo estuvo identificado por el servicio, por tanto en la identidad del empresario cristiano, el servicio es un elemento característico primordial.
La identidad de un empresario, profesional y emprendedor cristiano está en ser hijo e hija de Dios. Esto implica el desarrollo de actitudes que manifiesten esta esencia, es decir que somos hijos de Dios pero también ministros de Él. Como ministros, debemos mostrar nuestro ser a través del hacer, es decir que las actitudes se expresan en acciones.
Los fundamentos para el desarrollo del perfil de un empresario identificado con Cristo son: - La Palabra de Dios como la fuente que revela a Jesucristo, nuestro modelo y nos encarga la tarea misionera de proclamar el evangelio, estableciendo el Reino de Dios en el mundo.
Las convicciones éticas cristianas basadas en la verdad y justicia, que le permiten ser luz en el mundo actual y que lo distinguen de los otros empresarios.
Estos fundamentos permiten al empresario y profesional cristiano, ejercer una correcta mayordomía de los recursos con que Dios lo ha bendecido. El empresario cristiano bajo el modelo de Cristo se constituye mayordomo de las bendiciones de Dios, que ha obtenido a través de su trabajo emprendedor.
El empresario “mayordomo (sabia administración)” entiende que multiplicar y compartir es un principio de vida, porque los recursos que tiene son de Dios para bendecir al necesitado y procurar la transformación de una sociedad en crisis.
Nuestras convicciones y fundamentos deben construir nuestra vida para que cumplamos cabalmente la misión de Jesucristo.
Las convicciones en las que se funda nuestra fe y acción, son: - Somos cristianos, hijos de Dios y nuestro fundamento de vida son los valores y principios de la Palabra de Dios. - La integridad como base de nuestra ética fundamentada en el testimonio de Jesucristo.
La obediencia al mandato del evangelio de Cristo como fundamento para ser discípulos verdaderos. - La humildad como elemento esencial en todas nuestras relaciones. - La correspondencia equilibrada entre nuestro decir y hacer, para ser ejemplo en el mundo.
El cuidado integral de nuestra persona para alcanzar salud física, emocional, intelectual y espiritual.- Nuestros talentos y recursos no son nuestros; sino un encargo recibido por Dios.- El fracaso no es una derrota; sino una oportunidad de crecimiento.